Historia y datos de interés
La abadía del Mont-Saint-Michel es el monumento más visitado de Francia después de la torre Eiffel y se encuentra sobre una roca-isla que recibe el mismo nombre, en la desembocadura del río Couesnon.
Originalmente el Mont-Saint-Michel se llamaba Monte Tumba y es donde se ubicaba un monumento megalítico dedicado a rituales paganos. En el siglo VI, aunque mantenía su nombre original, el monte pasó a ser un lugar para la oración tras la construcción de dos oratorios (monumentos dedicados a la oración).
El cambio de nombre del monte llegó en el año 708. Una de las leyendas del Mont-Saint-Michel cuenta que ese año el arcángel Saint-Michel (arcángel Miguel) se apareció en los sueños de Aubert, el obispo del pueblo cercano de Avranches. En un principio el obispo no hizo caso al arcángel ya que pensaba que estaba soñando. Pero fue a la tercera aparición cuando el arcángel Saint-Michel le insistió al obispo, presionando sobre su cráneo, para que construyese un oratorio dedicado al arcángel. Y lo hizo tan fuerte que le llegó a perforar el cráneo del obispo. De hecho, actualmente en el pueblo de Avranches está expuesto el cráneo perforado del obispo, lo que da todavía más fuerza a esta leyenda.
Actualmente el arcángel de oro del Mont-Saint-Michel representa el punto más alto de la isla.

Después de este suceso, la isla pasó a convertirse en un lugar de peregrinaje para quienes querían ir a rezar al arcángel Saint-Michel, con el fin de salvar su alma y ser aceptados en el paraíso. Casi dos siglos después, en el año 900, se construyó la iglesia de Notre-Dame-sous-Terre. Y en 965 se fundó la abadía benedictina de Saint-Michel. En el año 1065 los habitantes de la isla, los monjes benedictinos, iniciaron la construcción de una nueva iglesia en la abadía. Durante toda su historia la abadía ha sufrido varios incendios, muchos de ellos con motivo de las guerras que tuvieron lugar, pero afortunadamente siempre ha sido reconstruida.

Durante siglos, Mont-Saint-Michel ha sido un lugar de interés para los reyes de Francia, ya que ellos mismos acostumbraban a peregrinar a esta abadía. Sin embargo, en el siglo XVI, los reyes perdieron el interés en este lugar y pasó a convertirse en una cárcel durante varios siglos, lo que afortunadamente le salvó de ser destruida. De hecho, con la llegada de la Revolución francesa, en 1789, otras abadías propiedades del Estado francés fueron abandonadas o transformadas en canteras para suministrar piedras para la construcción.


A finales de siglo XIX, muchos escritores franceses presionaron al gobierno francés para que se revalorizara este lugar. Entre ellos estaba Victor Hugo, quien llegó a decir que “Mont-Saint-Michel es para Francia lo que las pirámides son para Egipto”, a lo que añadió que “para que el monte siga siendo una isla, hay que mantener esta obra de la naturaleza y del arte”. Dentro de este contexto, Napoleón III decidió cerrar la cárcel del Mont-Saint-Michel y posteriormente reformar el lugar convirtiéndolo en monumento nacional. En esta época es cuando se instaló la famosa estatua del arcángel Saint-Michel y cuando se abrió, exactamente en el año 1880, la carretera que permitió conectar la isla con tierra firme. Esto provocó el auge del turismo y del peregrinaje a la abadía.
Centrándonos ya de vuelta al presente, cada año unos 2,5 millones de personas visitan el Mont-Saint-Michel. Desde la entrada a la isla hasta la zona donde se puede empezar la visita a la abadía, nos encontramos con las pintorescas calles del pueblo que forman parte del interior del Mont-Saint-Michel. Descubre la parte gótica y la parte románica del pueblo y camina por sus calles para conocer por dentro Mont-Saint-Michel, donde encontraremos hoteles, restaurantes y tiendas. Unas calles muy animadas que amenizan el ascenso hasta la abadía, situada en lo alto del monte.


El restaurante con más historia de la isla es el restaurante La Mère Poulard, famoso por sus tortillas francesas, aunque hoy en día tiene todo tipo de opiniones por parte de sus clientes. Su historia remonta a la época en la que se cerró la cárcel y se comenzó a revalorizar este lugar. Con el fin de reformar los edificios que se encontraban en mal estado, un arquitecto se desplazó hasta Mont-Saint-Michel para supervisar las obras y fue acompañado de una mujer que se encargaría de las tareas del hogar, llamada Anne Boutiaut. Anne se enamoró de Victor Poulard, el hijo del panadero, y decidieron irse a vivir juntos. Anne decidió quedarse a vivir en la isla para siempre, incluso después de que el arquitecto se marchase de allí. Finalmente Anne y Victor se casaron y decidieron construir un albergue para acoger a los peregrinos y que comenzó a coger fama por las tortillas francesas que preparaban en su chimenea. Sin embargo, la ubicación actual del restaurante no coincide con la ubicación de antaño, que es donde actualmente está la oficina de Correos (La Poste). Si entráis dentro de la oficina, aun se conserva la chimenea donde Anne preparaba aquellas famosas tortillas. Este lugar fue famoso, además de por sus tortillas, por la forma de pedir la cuenta. Anne no entregaba una cuenta sino que se fiaba de la honestidad de los comensales para que pagaran en función de lo que habían consumido. Anne decía que era más barato confiar en la gente que pagar a un empleado que se encargara solo de la caja. Aun así, cuenta la leyenda que Anne siempre tenía el ojo puesto en la clientela para asegurarse de que nadie se “olvidara” de pagar lo que había consumido.

No solo la historia del Mont-Saint-Michel es interesante e inusual. También su geología con la transformación vivida durante siglos bien merece una mención. La formación de este monte en el medio de esta bahía tuvo lugar hace unos 500 millones de años, cuando los continentes de la Tierra todavía no estaban formados completamente como los conocemos hoy en día. El origen de su formación se encuentra en un fenómeno volcánico llamado intrusión. Se trata de una erupción volcánica que tiene lugar bajo a superficie terrestre y cuyo magma se solidifica antes de emerger a la superficie. Es decir, la isla se formó bajo tierra. Con el paso de los años, la erosión fue haciendo el resto del trabajo, consiguiendo que la isla fuese emergiendo al exterior. Desde entonces, la roca siempre estuvo rodeada de vegetación y de fauna, tales como ciervos, mamuts o rinocerontes. Alrededor del año 8.000 a.C., al final de la última era glacial, llegó el deshielo de los glaciares de los polos y con ello la subida del nivel del mar. Y fue entonces cuando el agua del mar llegó a rodear Mont-Saint-Michel transformándola en una isla. No obstante, hay una leyenda que dice que el monte se convirtió en isla poco antes del año 708 cuando una importante marea destruyó el bosque que lo rodeaba.
La forma característica en V de la bahía provoca que la arena se acumule en el fondo y que la tierra gane cada vez más terreno sobre el mar, lo que podría provocar que en un futuro la isla dejara de serlo. La carretera que conectaba la isla con tierra firme contribuía a este efecto negativo, por lo que se decidió destruirla y construir un puente en su lugar. La inauguración del puente es bastante reciente, concretamente del año 2015, y permite el paso del agua por debajo del mismo durante las mareas. Gracias a este puente, ya no se acumula la arena alrededor de la isla.
